El trabajo de Devi Estrada se despliega en un territorio liminal entre lo cotidiano y lo sagrado, donde los materiales encontrados, los objetos reciclados y la propia corporalidad se convierten en vehículos de exploración artística. Su portfolio reúne obras en distintos formatos —pintura, instalación, performance, escultura efímera, fotografía y piezas gráficas— que dialogan entre sí como capítulos de una misma investigación.
A través de dispositivos participativos y poéticos, Estrada aborda cuestiones de sexo, género, identidad relacional y poder, proponiendo espacios donde la fragilidad y la fuerza conviven. El estilo predominante es procesual y relacional, con un marcado interés por el uso de materiales reciclados y tecnologías resignificadas, que se integran en narrativas performativas, plásticas y visuales. Sus obras se presentan no como objetos cerrados, sino como experiencias vivas, donde el espectador es invitado a transitar, habitar o activar la pieza. En su conjunto, el portfolio de Devi Estrada traza una cartografía artística que indaga en los límites entre cuerpo y entorno, intimidad y colectividad, memoria y futuro, generando una obra situada, sensible y profundamente vinculada a la experiencia humana.

#allbloodisred, 2025, Terrassa
Este proyecto pictórico, conformado por más de veinte piezas, se articula en diálogo con la vídeoperformance homónima. En las pinturas, el patrón negro de la kufiya palestina se despliega como un tejido de memoria y resistencia, atravesado por manchas de acrílico rojo que evocan la sangre, lo irreparable, lo que insiste en volver.
En este cruce entre gesto pictórico y gesto performático, el arte se convierte en un espacio de duelo y de búsqueda, donde la memoria no es un peso muerto, sino un territorio vivo de preguntas.
«Siempre están los hilos.
La maraña de hilos
que la memoria ensambla por analogía. De no ser
por esos hilos,
la existencia –¿la existencia?–
todo sería un cúmulo de fragmentos –¿fragmentos?–,
bueno, destellos si se quiere.
Todo sería destellos. Inconexos.»
— Chantal Maillard, Hilos
#allbloodisred, 2025, Girona
La obra se despliega como una reflexión sobre la violencia que sostiene la historia de Occidente y la huella de los pueblos masacrados en su expansión. Más allá de la denuncia, emerge la urgencia de imaginar un horizonte de reparación y reconstrucción: no solo en el plano político y social, sino también en el artístico, allí donde las grandes narrativas se han ido deshaciendo y muestran sus fracturas.
En diálogo con la lucidez crítica de Chantal Maillard, #allbloodisred convoca un gesto que no busca cerrar las heridas, sino habitarlas y reconocerlas. El arte se vuelve entonces un territorio fértil para la pregunta: ¿cómo abrir espacio a una memoria viva que nos impulse hacia un futuro incierto, menos sostenido en la violencia y más en la posibilidad de nuevas formas de relación?
Dentro de esta práctica, su pintura abstracta en acrílico ocupa un lugar destacado. Estas composiciones exploran la tensión entre fluidez y geometría, entre el gesto matérico y la estructura contenida. En ellas conviven planos de color intensos —azules profundos, rojos encendidos, negros y grises— con figuras geométricas que enmarcan, cortan o atraviesan la mancha pictórica. El resultado es un espacio visual de fuerzas en contraste: lo orgánico frente a lo constructivo, lo caótico frente a lo ordenado, lo líquido frente a lo sólido. El eje central de su obra es la tensión entre construcción social y naturaleza, entre lo que permanece y lo que se transforma, entre la materia fija y la voluntad humana.