El trabajo de Devi Estrada se despliega en un territorio liminal entre lo cotidiano y lo sagrado, donde los materiales encontrados, los objetos reciclados y la propia corporalidad se convierten en vehículos de exploración artística. Su portfolio reúne obras en distintos formatos —pintura, instalación, performance, escultura efímera, fotografía y piezas gráficas— que dialogan entre sí como capítulos de una misma investigación. Dentro de esta práctica, su pintura abstracta en acrílico ocupa un lugar destacado. Estas composiciones exploran la tensión entre fluidez y geometría, entre el gesto matérico y la estructura contenida. En ellas conviven planos de color intensos —azules profundos, rojos encendidos, negros y grises— con figuras geométricas que enmarcan, cortan o atraviesan la mancha pictórica. El resultado es un espacio visual de fuerzas en contraste: lo orgánico frente a lo constructivo, lo caótico frente a lo ordenado, lo líquido frente a lo sólido. El eje central de su obra es la tensión entre construcción social y naturaleza, entre lo que permanece y lo que se transforma, entre la materia fija y la voluntad humana. A través de dispositivos participativos y poéticos, Estrada aborda cuestiones de sexo, género, identidad relacional y poder, proponiendo espacios donde la fragilidad y la fuerza conviven. El estilo predominante es procesual y relacional, con un marcado interés por el uso de materiales reciclados y tecnologías resignificadas, que se integran en narrativas performativas, plásticas y visuales. Sus obras se presentan no como objetos cerrados, sino como experiencias vivas, donde el espectador es invitado a transitar, habitar o activar la pieza. En su conjunto, el portfolio de Devi Estrada traza una cartografía artística que indaga en los límites entre cuerpo y entorno, intimidad y colectividad, memoria y futuro, generando una obra situada, sensible y profundamente vinculada a la experiencia humana.